Así comienza el relato de un secuestro, en donde casi toda una noche entre el miedo y la esperanza, sintiendo como la vida se escapa, en donde los temores te invaden, te roban tus fuerzas, te quitan la calma.
Te azota el alma e invalida tus movimientos, son esos momentos en donde no haces más que pedirle a Dios que de socorro a tu sufrimiento, mientras estos delincuentes quizá de forma concreta o improvisada comienzan la travesía de una ciudad que duerme encadenada, un sistema en decadencia, lleno de violencia y de inocencia, algunos marginados, otros glorificados sin méritos y sin experiencia, un sistema corrupto insólito y por complacencias de aquellos que sin ser “amigos” se entienden muy bien bajo cuerda.
Exigiendo una cantidad de dinero sin existencia, en moneda extranjera, así opera la delincuencia, buscando una gran recompensa a cambio de mi vida, sin piedad y sin remordimientos no muestran clemencia, no tengo ese dinero ¡exclame! pero desesperados en su mente se empeñan, creen que por tener algunas cosas logradas con mi esfuerzo, poseo tal cantidad.
Todo esto lo logre con mi trabajo e integridad, por ser firme en mis creencias.
Quizá hubiese sido más fácil irme de este país en decadencia, pero lo que intento decir es porque dejar tu país? Porque dejar tu vida? Cuando quien debe irse es otro, que ni siquiera es de esta tierra.
Pero regreso casi al instante a mi horrible experiencia, de una larga noche de lenta muerte y con violencia, pensando en mi familia, pensando en mi existencia y preguntándome mil veces por qué hice todo esto en este día, quizá no debí ir a comprar pan, quizá debí regresar directo a casa, son mil cosas que se pasean en mi cabeza, en los viajes de mis pensamientos, en la amargura de mi tristeza.
Continuara.
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#JimRomero
#PalabrasDelCorazón
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